El pasado domingo Carril se vistió de fiesta adornando sus gamelas y barcos con flores y banderas.
Los carrilexos abarrotaban las embarcaciones mientras estas arrancaban motores. Esta vez no lo hacían enfundados en sus trajes de mariscadores, ni cargados con sus aperos de marisqueo y tampoco dispuestos a llenar capachos con almejas y berberechos. Era 16 de julio, día de Nuestra Señora del Carmen, patrona de los mariñeiros. Por ello, un pueblo que vive del mar como Carril hace del Carmen uno de sus días grandes alzando a su Virgen en una procesión marítima.
Si las procesiones por mar suelen gustar incluso a los menos creyentes, la comitiva a la Virgen del Carmen de este año gustó por partida triple. La celebración del centenario de la talla de la imagen de la Virgen de Vilaxóan hizo que las embarcaciones carrilexas se adentraran más de lo habitual para encontrarse con el séquito de Vilaxoán y Rianxo. Así, los tres pueblos se unieron en una gran procesión que cantó al unísono la salve marinera para honrar a la patrona del mar y hacer la tradicional ofrenda floral conjunta en recuerdo de los marineros fallecidos.
